1 de marzo de 2012

Los jueves relato: El apego a un objeto


Parecía investida de un furor como uterino, la dominaba un ansia de destrucción, que ni la acaecida en la Bíblica Sodoma.

A sus pies yacía Roma pulverizada. Ella, indiferente, pisaba los restos del Panteón en yeso, las postales y reproducciones aproximadas de época etrusca, imperial...sin importarle. Mientras iba tachando sus fechorías de una lista maquiavélica, daba pavor verla examinar, con un vuelo rasante de la mirada, a las próximas victimas.
Estaban aterrados. Ahora les tocaba a las postales y demás objetos, concretamente, napolitanos.
Cuando rasgaba cada imagen hasta hacerla añicos, sentían el dolor en sus carnes de cartulina y temblaban al ver caer los fragmentos del recuerdo, dentro de la bolsa negra del olvido. Era injusto, era cruel, intolerable.
En la vitrina, cubierta por una fina capa de polvo, protestaba el Gepetto sin terminar su Pinocho. Y es que al fin y al cabo, postales, figurillas o porcelanas, habían nacido en el mismo Capodimonte y eran suvenires fraternales, adquiridos con idéntica, amorosa selección, de eso hacía muchos años. ¿Qué nuevo sentimiento incomprensible, los convertía ahora en desechables? Tranquilos estuvieron en sus vitrinas, expositores o escaparates, hasta que ella los compró llevándoles muy lejos, a esta casa repleta de objetos venidos de muchas partes.

De imprevisto, indignado,  levantó la manaza el Holofernes obra de Artemisa, pidiendo tregua a su propio degüello, que Judit, atenta a lo que sucedía, le concedió, apartando la espada que segaba el pescuezo del guerrero, cuya sangre manchaba las sábanas de la imagen 10 x 15 en estucado. El apolíneo Cristo, inmortalizado como en un paso de ballet,  estaba siendo azotado, pero, en una inverosímil rebeldía hacia su destino y sin pedir permiso al Caravaggio, su autor,  se soltó de la columna, saliéndose del obsceno encuadre postalero. Las postales napolitanas cobraban vida desde sus tintas, más o menos ajustadas al original pictórico del Museo, alguna estaba borrosa, otras con las puntas torcidas, todas muy irritadas.
Cuando la mano asesina iba a romper, nada menos que la postal del patrón del Capodimonte, el San Sebastián de Ribera, éste reaccionó, librándose del tronco donde lo tenían amarrado tres siglos en postura transida, bello, místico. Con ímpetus guerreros se arrancó la flecha del costado izquierdo y la del hombro derecho que le venían martirizando, luego las lanzó con certera puntería legionaria, al entrecejo de la criminal ingrata.

Porcelana Capodimonte, s.XIX

"Judit-Holofernes"- Atemisa Gentileschi, 1618- Museo Capodimonte.

"Cristo flagelado"- Caravaggio, 1607- Museo Capodimonte

"San Sebastián"- José Ribera, 1651-Museo San Martino, Nápoles.
Flotó un polvillo que haría toser incluso a las porcelanas y se hizo la oscuridad, porque el niño del Greco apagó, aliviado, la lucerna tantos años encedida ante sus ojos.
"El soplón"- El Greco, 1572- Museo Capodimonte.

Volaba una mosca perdida, cuando aquella injusta desmemoriada cayó de bruces sobre las novelas destinadas a la dudosa reconversión o al fuego. Silencio y un coro de risillas imperceptibles, inaudibles, fantásticas.

Lloraba el osito llavero, el único querido de verdad, aislado en la mano muerta de su dueña, que por instante muy breve, aún lo sujetó.        

Imagenes; archivo Internet.
 Objetos variados en el desván de la amable Sindel: http://palabrasdesindel.blogspot.com/

28 comentarios:

Susurros de Tinta dijo...

Wooooo, ¡¡¡me encanta!!!, la revelión de los recuerdos, pero que le pasaba a esa pobre mujer para querer deshacerse de esos tesoros?, bien por San Sebastián y su certera puntería, jajaja, me ha encantado eso de "sentían el dolor en sus carnes de cartulina" me parece una frase preciosa mi Diosa Gatuna y en general la idea del relato, solo una Diosa como tú puede dar vida a todos esos recuerdos inanimados y vivos en nuestra imaginación y recuerdo, miles de besosssssssssssss

Un par de neuronas... dijo...

Fantasías asaeteadas con certera puntería. Quema recuerdos, destruye o conserva. Deja que la hoguera o el viento fluyan a su antojo pero mantén la cuerda de la cometa atada al meñique, por si las moscas.

Tira y guarda, deja que se rían.

Beso, templà.

Myriam dijo...

No se por qué , pero tu relato, me dio mucha tristeza...

Un beso, Natalí

Anónimo dijo...

estaba ayer hablando via messenger con maría de las libertades, liberona, vamos, a cerca de las imágenes que insertamos en los textos que solemos escribir para los jueves. varias reflexiones acudieron a mí:
.- las imágenes suelen dotar de vida al texto...
.- las imágenes dan al texto colorido...
.-la imaágenes suelen complementar el texto...
.- la "frialdad" del texto desaparece...
.-visionalmente, un post con imágenes, atrae más..etec..
bien, stas cosas se cumplen en tu jueves , natalí...pero habría que añadir aquello de que son perfecto complemento a tu texto y que el texto las complementa...digamos que hay una muy buena interacción, mu-y-bue-na¡¡¡
por otra parte, mientras te leía, me percataba de que la niña natalí ha venido con las pilas recargadas...se nota esto en todo el trabajo realizado...
por ahora, digamos que te he comentado el aspecto formal...
del aspecto literario quiero destacar tu principio..."Parecía investida de un furor como uterino, la dominaba un ansia de destrucción, que ni la acaecida en la Bíblica Sodoma.""""
me ha encantadooo¡¡
si bien, lo que destaco de este es ESE FUROR UTERINO...de dónde le viene ese furor a una mujer, de dónde más adentro y único que del útero...es una expresión que se redunda en sí misma , dando más expresividad a la idea...el furor es siempre interno, pero más interno que el útero...no sé, insisto, me parece mágnífico...
medio beso, dulce natalí...

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Es el sentimiento que ponemos en ellos los que los hace importantes, indispensables, valiosos, con esa belleza intrínseca que los hace irreemplazables. Puede ser que en caprichoso ataque de furia auto-destructiva, comencemos a destruirnos en ellos buscando castigar nuestras culpas.

Muy intenso este aporte juevero sobre el aporte a nuestras cosas más queridas.

Un abrazo!

=)

José Vte. dijo...

Y que ya son ganas de querer destruir y romper con todo cuanto de bello hay. Vaya con el furor uterino, que ansia destructiva más brutal le generó.

Espléndida fantasía la de los cuadros tomando vida para salir de una destrucción masiva y cruel y magnífico el lanzamiento de San Sebastián.

Un abrazo

Anónimo dijo...

¿Qué cruce de cables es el que motiva esa furia incontenida sobre todo aquello que al parecer había constituido parte importante de su vida?. Es lógico que los recuerdos se rebelen indignados por las consecuencias de un comportamiento totalmente errático. Como en otras ocasiones, imágenes escogidas que adaptadas a tu texto como un guante.
Un abrazo.

casss dijo...

Tu relato tiene tanta vida como destrucción, tanto movimiento como violencia contenida.
Esa guerra tan bien descripta y adornada, que nos descubre tanto arte, de paso, hace de tu relato, como siempre, algo especial.

Sí.. volviste con todo, señora!

Juan Carlos Celorio dijo...

Jeje, ese Sebastián me recuerda bien recientes conversaciones, ¿verdad? Yendo al caso, seguro que fue él porque era el único armado y decidido (a Gepetto no le veo muy dispuesto).
Festival imaginativo y de imágenes. Muchos besos, amiga.

Carol dijo...

Hola Natalí, lo he leído dos veces. La primera me ha impactado y la segunda me ha sacado una sonrisa este genial relato y es a mi me gustaría que me diera un ataque de esos y librarme de un montón de recuerdos inutiles que ocupan mucho espacio, pero creo que nunca seré capaz de hacerlo.

Un abrazo.

San dijo...

Leí esta mañana y releo de nuevo, y es que Nátali queria dibujar el retrato de esa persona sentada frente al baúl abierto repleto de recuerdos y queria ver su rostro, si sonreía mientras rompía y tiraba o si lloraba enfurecida, pero no solo era indiferencia lo que sentía.
Cuando todo pierde sentido nace la indiferencia supongo.
Como siempre perfecto, eso me parece a mi querida amiga.
Un abrazo.

Encarni dijo...

Estupendo relato para este jueves, lleno de fuerza y de agresividad contra las imagenes que nos muestras.
Pienso como Gus, que ambas cosas se han complementado, las imagenes y el texto muy bien narrado.

Un abrazo fuerte.

Maria Liberona dijo...

bien que historia una revolución de los objetos y de aquellos recuerdos ... un buen texto...

CARMEN ANDÚJAR dijo...

A mi también me es muy dificil deshacerme de objetos que han formado parte de mi vida, y las postales de museos tienen eso, las compras ilusionada y después se depositan en un cajón y nunca más se supo; pero alguna vez nos hemos de decidir, porque sino la acumulación es infinita.
Un abrazo

Sindel Avefénix dijo...

Uff que potencia tiene este relato, la imagen de una mano destructora y de los personajes queriendo salirse de las postales antes de ser aniquilados es increíblemente original.
Tu imaginación es tremenda, lo leí dos veces para no perderme detalle.
Gracias Naty por participar y por dar tanto.
Un abrazo.

PACO HIDALGO dijo...

Has escogido imágenes mitológicas y artísticas para hacer esta maravillosa fábula de la rebelión de los objetos, de las imágnenes que forman parte de nosotros mismo, y todo en un tono asfixiante que amenaza destrucción, violencia, todo fantástico. Tengo que releerlo varias veces. Un abrazo, Natali.

Any dijo...

Ayyy justamente vengo de una de esas destrucciones de cosas viejas a mansalva casi y tengo planeada otra ... pero después de leer esto ... no sé, me da como miedito.
Uno lee tu texto y quiere salir corriendo a rescatar todas esas postales y esas figuritas de yeso. Pero la verdad es que llega un momento en que hay que tomar una decisión: los cachivaches o uno mismo, no hay espacio para ambos.

Un beso sirenero

rodolfo dijo...

lección magistral de retazos de una mente dedicada a dar explendor a la belleza intemporal. Cuán ave fénix de las cenizas de lo bello renace otra belleza...guiada de tus palabras

Unknown dijo...

un mundo de fantasías que realmente me transporta lejos amiga... sin dudas no tengo muchas palabras para describirlo... como viajé!! un besito!

Primavera dijo...

Sobre la imagen creia que la que incluia Vero era la que representaba este semana los relatos...como voy corriendo pues no pude comprobar si habia mas con la misma que ella, ahora veo que la imagen es la que tu incluyes...ahisss no puedo estar en tantos sitios al mismo tiempo...
voy a quitarla ya...y poner la que incluis todos....
Un besazo

Lupe dijo...

Ya ves donde le llevó ese furor como uterino...a caer de bruces sobre las novelas prontas a desaparecer.

La frase: "al ver caer los fragmentos del recuerdo dentro de la bolsa negra del olvido", me ha causado un regusto literario especial. Muy buena.

Un abrazote, Natalí.

Maat

I. Robledo dijo...

Romper los recuerdos... Lo veo muy triste...

Uno suele guardar en el interior de los libros recuerdos del tipo de entradas a museos que alguna vez se visito, o billetes de loteria que nunca tocaron, o mil cosas de ese tipo...

Y algun dia, uno abre un libro para releer algo y se encuentra con un billete de avion de hace 30 años... Y el ensueño llega asi, de golpe...

Rarezas, claro, rarezas...

Un abrazo, amiga

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Qué exactitud la forma en la que la mano se aferra al único objeto que de verdad nos ata a la vida...
Besos.

María José Moreno dijo...

Original manera de afrontar el tema propia de una gran maestra de las palabras. He estado contigo y con esa mujer que destroza todo hasta que los recuerdos la destrozan a ella. Una buena paradoja, muy bien contada. Acertada, bella y cautivadora.
Besitos

Manuel dijo...

Tu relato hace plantearse una pregunta, ¿es posible terminar con los recuerdos?, aunque esa furia hacia destruir los recuerdos, no pudo evitar mantener a salvo ese osito llavero, quizas sin valor mateial pero suficientemente importante para mantenerlo a salvo en su mano.
Un beso

Matices dijo...

Que bonito, a la vez que da desazón ver como termina con tantas cosas bonitas, llenas de significados... Aunque me da que se quedó con lo mejor, seguro, a veces las cosas mas sencillas son las que nos traen mas felicidad.

Besos

Daniel Casares Román dijo...

buafff.. me encantó!

Wendy dijo...

Hola Natalia:
Recuerdo una serie en la tele de mi pais que se llamaba "Los frescos" , en que diversos cuadros en una habitación tomaban vida e interactuaban en medio de las limitantes de su existencia como cuadros... vaya recuerdos.
Bello relato
Wendy