26 de enero de 2012

Los jueves relatos: BRUJAS

"Jasón ¿cuándo dejaste de amarme?"se decía, respondiéndose:"Él sólo ama dos cosas, a sí mismo y al poder, tal vez, un poco a nuestros hijos, reflejo y pregón de su sangre."

Con los ojos anegados de lágrimas muy amargas, Medea la bruja contemplaba a las dos criaturas jugando en la playa. Le llegaban sus risas, veía sus cuerpecillos tan delicados dibujar equilibrios que levantaban nubes de arena. A esta hora del atardecer los pescadores varaban sus embarcaciones, observándola con temor y desprecio, no la querían en Corinto. ¿Alguien la había amado de verdad?
El cuerpo bello y atezado de Jasón yació junto al suyo en la cueva de Macris, ambos tendidos sobre el mágico vellocino. El culpable de todo fue aquel pellejo de carnero cubierto de oro, un símbolo que prometía maravillas, fortuna, poder a quien fuera su dueño. Desde la lejana Yoclos vino Jasón con los Argonautas para robar aquel mítico tesoro. Una farsa sus caricias y abrazos aquella noche y tantas otras, únicamente lujuria, posesión, orgullo de macho al haber hechizado a la princesa reina de las brujas.
Los filtros, las pócimas, los conjuros que aprendió Medea de su auténtica madre Hécate, los ofreció, ciega de amor, al ingrato forastero.
Se mordía los carnosos labios, oscuros color sangre seca, tanto como su agónico corazón. Con un gesto espontáneo saludó a sus niños, Mérmero y Feres, que la respondieron levantado sus manos. Al verles tan llenos de vida, inocentes y hermosos, veía los rasgos de su padre y en su pecho iba cobijándose la ponzoña.

Mil veces maldecía la luz del amanecer cuando Jasón apareció, similar a un salvaje, en el palacio de su padre Eetes. Mil veces repetía las fórmulas infalibles con las cuales hubiera tenido que dominar la voluntad de aquel arrogante sin escrúpulos, ¿acaso no era vidente? Pero la flecha de Eros la hirió y se entregó a Jasón fascinada por la novedad de su presencia en aquella corte oriental, sofisticada, aburrida y decadente.
Las uñas crispadas arañaban sus tersas mejillas al recordar lo que hizo por aquel hombre, él la embrujó, a ella, Medea, la soberana bruja de la Cólquida.
No se recriminaba los conjuros que sirvieron para desvanecer a los espectros con forma de esqueletos, emergidos de los surcos para matar a Jasón. Ni de las pócimas que adormecieron al dragón, custodio del vellocino. Su padre quería ver muerto al extranjero y para lograrlo le propuso entregarle la piel del carnero a cambio de superar unas pruebas, imposibles para un mortal común. Ella intervino para salvarle muchas veces, hasta que robó el tesoro, luego huyó con él, fugitiva de su casa, de su patria, hacia un futuro incierto. De todo lo que hizo por él, un hecho le pesaba como una losa, haber sido responsable del asesinato de su hermanastro Apsirto. Ningún baño purificador o sortilegio en boca de su tía Circe, le bastaron para limpiarse de la sangre de Apsirto, troceado como un cordero, sus pedazos arrojados a la mar, por Jasón.
Venían los niños a su regazo y ella los besaba sintiendo una contradicción pavorosa: la dulce ternura porque los había parido y la hiel del odio porque Jasón los engendró.
Poco días habían transcurrido desde que la doncella Glauca ardió envuelta en el manto que ella, como aceptando sumisa, le entregó, estaba fabricado de lino teñido de púrpura, pero era de fuego. ¿Acaso podía tolerar otra humillación de aquel hombre? De este modo cruel castigó a Jasón en la persona de su nueva prometida. Demasiado fácil herirle a él, era más lento e  insufrible, hacerlo a través de malograr sus sueños y aquello que amaba, como jamás la amó a ella.
Abandonada en este lugar extraño, sola, masticaba el sabor acre de las frustraciones que tenían el regusto de la venganza más indescriptible, del acto contra natura.
"Jasón, execrable egoísta, no es vergüenza de mi misma lo que siento, ni me abrasan los celos o el odio, tú me has vaciado de cualquier sentimiento humano, pagarás por ello. De mí nada ha de quedarte, nada, ni ellos."
La mixtura  tenía gusto a leche materna, bebieron los dos niños hasta quedarse para siempre dormidos, fríos en aquella playa donde los encontró Jasón.


Nota: Conozco a otra Medea también llamada Ana, ¿os suena? !Hooola y salve , amiga! Pues resulta que ella es lo contrario de la mítica bruja Medea, prueba de la inconmensurable variedad de la condición humana, femenina para más señas. De nuevo me meto con el mito, no puedo remediarlo, versión particular inspirada en un drama de dramas, autor Eurípides, un griego conocedor de los intríngulis humanos, sobretodo de la mujer.  

Pintura de John William Waterhouse, 1907: Jasón y Medea 
Viajamos en la escoba de Brujis: http://cuatrounduro.blogspot.com/

30 comentarios:

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Bueno, amiga Natàlia, ahora nos presentas una preciosa recreación del mito de Jasón, los Argonautas, la bruja Medea, y todo eso... y lo haces de forma magistralmente femenina, con un dominio total de los personajes y situaciones. Que sepas que me ha encantado tu relato.

Sobre esa otra, llamada Ana, tengo que decirte que estoy más que intrigado por saber a quién te refieres, porque yo conozco a una, pero no es una bruja, sino que tiene el poder de dejar embrujado y embriagado de ternura y encanto a quien se acerca a ella.

Y, si digo esto, es porque lo sé a ciencia cierta.

En espera de ver resuelto el enigma, te envío un embrujado abrazo, embrujado de cariño.

Antonio

Un par de neuronas... dijo...

Pues ese era Eurípides, un racionalista anticonservador, bastante mal visto por los tradicionalistas de su época, por cierto.
Conocedor de las mujeres y difamado por tener una madre "verdulera", según Aristófanes, cosa que no era cierta.

¿Sabías que fue un gran pintor?

Besito, templá.

Encarni dijo...

Esta es la cara oculta del mundo femenino representado en Medea, con trágico final. Y la vi en una obra de teatro, y quedé pensativa al marcharme, como ahora.

Un abrazo.

PACO HIDALGO dijo...

Hoy te has intentado meter en la piel de Medea, la pérfida Medea, capaz de traicionar a todos los suyos (su pueblo, su padre, matar de esa manera tan vil a su hermano para frenar las naves de su hermano...) por amor, por puro amor a un desconocido extranjero, con aires petulantes, todo un auténtico flechazo. Y luego matar por celos, como lo hizo con la corintia Glauce, y barruntar la venganza más despechada y dolorosa contra Jasón, matar a sus propios hijos. Todo un mito lleno de mitos. Extraordinario relato, Natali. Besos.

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Este Jasón se merecía todo lo malo, pero los niños es un poco fuerte. Es una pena que la historia acabe así; aunque los celos son muy malos.
Un beso

Susurros de Tinta dijo...

Sólo hay un sentimiento más fuerte que el amor, el odio, pobre del que se rinda a sus designios, pobres niños que nada tienen que ver con los pecados del padre, digo yo que esto es la historia de un divorcio antigüo?, jejeje y como no, Diosa Gatuna, no dejas ni un solo cabito suelto, yo que iba a ir a chivarme a nuestra Medea de tu relato, vas y lo solucionas antes de mi travesura, yo que me había dicho mientras leía, vaaaa, si me acusa de bruja como se nadar, tralaralaraaaaaa, pues ni caso y es que vendo de casa de Verónica y me meto en la tuya para quedarme ya turuleta del todo!!!, aissss, ¿que hago yo con vosotras?, miles de besossssssssssssss

Manuel dijo...

Fantástica tu recreación de los encontrados sentimientos de la bruja Medea hacia casitodo el que la rodeó en vida. Realmente la capacidad de violencia de los clásicos no tenía medida, mas bien parecian seguir la Ley del Todo o nada.
Respecto a esa segunda medea...... caramba, ¿que quieres que yo te cuente? jajjajajajajaja, solo agradecerte tus palabras.
Un beso !!!!

José Vte. dijo...

No conozco mucho de la historia de Medea y Jasón salvo por algunas películas, pero tu relato es muy interesante. Me ha gustado.

Un abrazo

Juan Carlos Celorio dijo...

Empieza bien este jueves, un conflicto íntimo resuelto, si me permites decirlo, de la forma más burda. Últimamente estamos viendo dramáticos casos de padres que "castigan" a sus mujeres a través de los hijos.
Lo siento pero me ha venido esta triste reflexión de tu relato, mitología con el valor añadido de tu rico estilo y acercandonos a los sentimientos de Medea.
Muchos besos.

San dijo...

Maravilloso relato Natalia, a medida que leía iban apareciendo imagenes no de esa època sino de ahora, escuchaba noticias de muerte por celos, por odios sin sentido siempre claro en aras del Amor, aquí no se salva ni la bruja Medea, poco cambia a lo largo de la historia, por desgracia.
Besos muchos no embrujados si no encandilados.

el alma de venus dijo...

Un relato intemporal, como la noche, los celos, el odio, y el amor, se confunden en muchos mas casos de los que creemos, una bella lección de dioses, y brujas, en una época en la que el ojo por ojo, reinaba en la tierra.

Besitos encantados con tus letras...Lucia.

Medea dijo...

Roma a tus pies amiga, Roma a tus pies.
Como siempre poniendo en bellas palabras el drama, en esta ocasión, de esa mujer que renuncio a todo por amor. El terrible drama de los celos y la venganza. Medea, la bruja, lo había dejado todo por él y por él deja la vida arrebatándole a sus hijos.
La diferencia en ese sentido con esta Medea que es Ana es que yo por mis hijos ma-to jajaja.
Gracias por tus palabras cielo, ni tan mala, ni tan buena pero tu gran cariño hacia mi te exime de la culpa. Gracias de corazón por tus palabras.
Que aprovecho para decirte que necesito tiempo para dedicártelo como mereces. Tendré que volver un capitulo atrás para ponerme al día. Lo sacaré de donde sea porque lo merece Jerusalén. Un beso grande y entero princesa.

Alfredo dijo...

A pesar del crimen execrable de Medea, es cierto que en el fondo no es más que una mujer profundamente enamorada que se ve despechada y la rabia por ver que todo a lo que había renunciado por Jasón no ha servido para nada y se plantea la reciprocidad. Ella se quedó sin patria ni familia, y ahora le ocurrirá lo mismo al arrogante Jasón más preocupado por el poder que por su salvadora.

Un abrazo!!!

Sindel Avefénix dijo...

Que excelente historia, refleja el odio de una mujer hecho venganza, pero donde más dolor le causa al otro. Yo me pregunto como se puede vivir llevando ese peso en la conciencia, pero bueno es solo una historia.
Me gustó mucho :)
Un beso.

Atalanta dijo...

Mujeres mortales, diosas o brujas, todas tenemos algo que nos pierde, cuando amamos sin medidas al varón de turno, que casi siempre es el que menos nos conviene.

Si Juan Carlos, la descendencia suele ser usada para hacer daño.

Besos hechiceros.

laisladelaquietud dijo...

Excelente relato, ni en la época griega, las brujas cambiaban los roles.
Abrazos.

balamgo dijo...

Muy buena adaptación de Jasón y los Argonautas, me ha parecido simpática y divertida.
Abrazos.

David Cotos dijo...

El amor de una mujer es realmente para relatarlo y describir sus emociones tan profundas. Me gusta eso.

Anónimo dijo...

holas como estas

lindo e interesant blog che

bueno che te dejo

nos vemos suerte

chau!!!!!!!!!!

rodolfo dijo...

merecidos elogios por el tratamiento "clásico" que has dado a un problema eterno. desde el conocimiento del mundo antiguo has puesto ante nuestros ojos una bella historia

casss dijo...

Buen paseo por esta tragedia nos brindas con tus destacadas letras. El drama...? nace, crece, vive y muere (?) desde el hombre y con el hombre, como ser humano, y nada màs fuerte que el odio y la frustraciòn, aunque no sea lo que nos de felicidad...
Besos y abrazos, mil!

rosa_desastre dijo...

Leerte a ti es quedarse enganchada a la historia, tragarse de un sorbo la magia...pobre Medea y sus contradicciones, del amor a la venganza ni un conjuro es válido para sentirse en paz.
Un besazo

Lupe dijo...

Hola, Natalí.

Y la historia se repite. Historias de celos y amores con trágicos finales.

Una vez más te confirmo que leerte es interesante y enriquecedor. Hoy, me has mostrado un nuevo delito en el que no había reparado: "vaciar de sentimientos a una persona". ¿Estará tipificado en estas leyes nuestras que tan obsoletas se van quedando?
Como siempre, nos has regalado un magnífico relato.

En cuanto a la"otra" Medea" conocida como Ana en la vida real, decirte que tiene otra cualidad que disfruté en directo. Es una buena amante de las caminatas. La seguí como fiel cachorrillo por innumerables calles madrileñas en el encuentro de blogueros en Madrid. Calles que incluían enoooormes escaleras. Jajaja

Un abrazote.

Maat

Mamaceci dijo...

Uy! Natalia que manera tenes de engancharme con estas historias que no me sueltan ni dejan que despegue mis ojos del monitor ni para calentar el agua del mate. Y eso que no soy muy aficionada a las tragedias griegas. Corazón oscuro el de esta mujer, bruja para mas, vaciada de sentimiento, orillada a la locura e impulsada al crimen por la arrogancia y desprecio masculino. Lástima que no encontró otra forma de mostrarle, u otro objeto en que volcar su despecho.
Magnífico relato, historia llevadera, atrapante, tragedia como pocas (me recuerda un poco a la historia de una de las mujeres china protagonista de la novela de Amy Tan: El club de la buena estrella, que seducida y despreciada luego por su marido, ella "deja morir" al hijo varón en castigo a ese hombre que la ha vaciado de vida)

Te dejo un abrazo fuerte amiga

Pepi dijo...

Lo he leído con verdadera devoción, me encanta la mitología griega, lo has contado de forma que desde que se len las primeras lineas, no se puede parar. Antes era una experta, cuando alguien hacia un crucigrama me llamaban para decirles el nombre del personaje, pero ahora me he olvidado, recuerdo solo a los mas notorios, por cierto tengo que volver con los crucigramas, son buenos para la memoria.
En cuanto a tu planta, a mi me encanta la fotografía, suelo llevar una pequeña cámara en el bolso, me encanta sacarle fotos a esas flores que nacen en medio del asfalto, eso son ganas de vivir, lo demás es mentira. Buen fin de semana. Besitos.

Anónimo dijo...

vengo lento este jueves...vengo diciendo aquello de que las primeras o los primeros serán los últimos...vengo leyendo tirando de lis, de mi lista de lectores...y como tú has sido laprimera, jaja, vas por ahora, siendo una de las últimas en ser leída por este guapísimo maragato...jaja. pero no por ello uno habíase olvidado de la hacedora de mitos,mejor dicho, de rehacedora de mitos...conocía a jason , conocía amedea y a alguno más de esos tipos que nos has dejado plasmados...pero no he podido evitar el hecho de irme a una lectura que hice hace siglos: rover graves...él, me parece recordad, que ahora me entra un poquito de duda, escribió su particular jasón y los argonautas...el caso es que en mi recuerdo sólo existía el viaje en sí...no recuerdo que se parara a visitar a medea..pero también te digo que esta lectura fue hace muuchoo tiempo...
sabes, natalí, sabes que este mundo me gusta, pero me es imposible abarcarlo todo por que también me gustan otros mundos...quiero decir, que el mundo d elos cuentos-mitos griegos es amplío, mu amplío..amplío por las variaciones o por las ampliaciones que de un mito se hacen...y así, en no conociendo esta variación, como que me me encantó meterme así, como no queriendo, en ella...me ha servido esta lectura para adentrarme en lo desconocido, en ese "lo desconocido" que me ha permitrido ampliar un poco más el conocimiento de algo que me encanta...
pòr otra parte, estoy en desacuerdo con lo que dices de la otra medea...mu e desacuerdo. a esa otra medea la dejas una amno y de paso te hechiza y se te lleva el corazón...jaajaja
medio beso, dulce natalí...
¿cómo va la tortilla de patatas? la mía, ahí, haciéndose...y como se me queme...una culpable desde luego será una persona que vive allá, en la colquida de los pirineos...
tienes por ahí un vellocino de oro? es para hacer un viaje aventurero en busca de él....

Matices dijo...

Me encanta como lo cuentas, la historia de Medea en si es dura, enamorada, rechazada y desesperada ante la venganza, que al final llega dolorosa para quien no le corresponde...

Que sacrificio mas doloroso para una madre, supongo que el dolor quedó en ella...

Besos

Eva Magallanes dijo...

Natália querida, el Mito nos atrapa pues ya sabemos como en el hierven las pasiones humanas. El egoísmo y el poder, precisamente, siempre han matado y seguirán matando al amor.
Medea ante Jasón, pierde la sabiduría propia de una Bruja, se pierde a si misma.
Ya ves, tras larga ausencia vengo a dejarte mi abrazo!

I. Robledo dijo...

Magnifico relato, amiga... Me encanta como manejas los viejos mitos, tan vigentes todavia en nuestros tiempos, aunque parezcan olvidados...

Un abrazo fuerte

Isabel Barceló Chico dijo...

Impresiona mucho la historia de Medea, porque nos resulta durísimo que su odio a Jasón la conduzca a dañar a sus propios hijos, dañarse a sí misma. Es una locura que, me parece, no tiene otro nombre que el de Medea. En este relato creo que has reflejado muy bien esa contradicción o, mejor dicho, ese choque entre odio y amor en el que vence el odio. Terrible. Aunque parece que fue a Eurípides a quien debemos su fama de pésima madre, y que hay otra versión menos conocida del mito en que aparece como una madre amantísima. Sus hijos mueren, precisamente, porque ella quiere procurarles la inmortalidad.
Disculpa querida amiga que no esté visitándote con tanta frecuencia como me gustaría, estoy a las puertas del final de la novela y entre que la quiero acabar como se merece y las obligaciones familiares, voy auténticamente de cabeza.
Un besazo enorme.