Estoy en pausa pero programé esta entrada con tiempo, no quería fallarle a JUDITH, menos aún en su cumpleaños !felicidades! Pasadlo bien amigas y amigos, a por los regalos.
Cuento de Reyes
La Sra. Concejala de Cultura levantó la
mirada de la pantalla hacia la cola que se extendía desde su mesa a la entrada,
unos cincuenta metros de negritud.
Los fue
repasando uno por uno sin disimulos, atrincherada en su posición de poder
indiscutible, alguno bajó la vista, nervioso o como ofendido.
Sin lugar a
dudas el elegido sería el cuarto, así que para evitarse soltar saliva y rellenar archivos que borraría, a los demás los despachó sin
contemplaciones. Se marcharon sumisos, pero dos la miraron apretando puños
porque llevaban tres horas de cola inútil.
__Nombre,
edad y procedencia. No hacen falta papeles-le espetó,
fijando la mirada en aquellos ojos de corzo. La conmovió, un
poco, su breve gesto de alivio.
__Ngombo,
veintiuno, Guinea-hablaba bien el español y su voz sonó pastosa con
un deje salido de un pozo o de un pájaro raro.
"Le doblo la edad"pensó ella antes de decirle:
__Preséntate
a las cinco en punto en el patio del Ayuntamiento, no te retrases. Cobrarás los cien € cuando acabe
todo.
Lo vio alejarse, andaba suave, parecía una
pantera negra, los tejanos gastados se le ajustaban a las nalgas,
las imaginaba prietas. La Sra. Concejala se pasó la lengua por los labios, llevándose algo del
carmín recién repintado.
No falló,
vino antes de la hora. Ella lo esperaba bajo el porche y
estuvo presidiendo el ceremonial de la vestimenta. Al final parecía un rey orgulloso, incluso con el turbante ridículo, las plumas de
marabú falsas y el manto con estrellitas pegadas. Era un
guerrero massai o zulú, que en el tema ella no se aclaraba, demasiadas
pelis sobre eso de África; “sambo” “mandingo” "bwana"
"salacot" y demás. Lo cierto es que a los críos les encantó.
Sentado en el trono saludaba y le aplaudían. Lanzaba caramelos como
quien echa pétalos de rosas y en sus brazos acogía tres chiquillos que le besaban sin miedo, las madres lloraban de emoción.
__ ¿Eres
negro de verdad? Al del año pasado se le despintaba la cara-la niña le
pasó un dedo por las mejillas, no se borraba el color ébano.
__Bonita,
soy tan negro que de noche no me veo-la nena reía.
Triunfó
Baltasar, más que Melchor el farmacéutico, o Gaspar el rubito maestro, los tenían
muy vistos y las novedades, ya se sabe, se aplauden.
Ngombo resultó un Mago simpático, infatigable, bello hasta provocar silbidos en las chicas; era un campeón de básquet vestido de príncipe oriental.
A eso de las
nueve pasó a recogerlo donde habían quedado. El frío calaba, Ngombo, con la gorra de lana hasta las cejas, sonreía, y sus dientes eran
nieve pura. Cuando se sentó a su lado, notó un ligero aroma a sudor que
la excitaba. Aceleró con ganas de tenerlo delante en una mesa, más controlado.
__Me llamo Teresa-informó sin apartar la vista de la carretera.
El
restaurante quedaba lejos, en las afueras, discreto y "chic", no la reconocerían. Mientras conducía
iba pensando que podría ser su hijo, esa intuición la puso nerviosa. ¿Se habría maquillado demasiado? El no
abría la boca, la observaba.
Comieron con
apetito. Estaban en penumbra, pero los jeans y la
sudadera de Ngombo desentonaban. Sin embargo tomaba las delicatesen con unos
dedos prodigiosamente largos, nadie podría igualar su elegancia. Deseó besarlo
ahora.
__Teresa, eres de
cristal o de marfil y hueles a jazmines ¿te romperás entre mis brazos?-Ella sintió una nube de deseo en la boca del estómago.
El chalé tenía piscina con luces, Ngombo se quedó mirando la superficie turquesa. Entraron sin hacer
ruido, ella desconectó la alarma y con el índice hizo el gesto del silencio en sus labios
__Mi hijo
Xavi está arriba, procurará dormir toda la noche porque vienen los Magos y si se
despierta antes de tiempo, se fastidia ¡no tendrá regalos!-chocó índice
y pulgar-La cuidadora se acaba de marchar.
__ ¿Y tu
marido?
__Estoy
separada-tomándole de la mano fueron al cuarto del fondo-Dúchate-le susurró-Te conviene-estas
palabras lo sonrojaron, pero es imposible ver el rubor en la cara de
un negro.
Cuando
estaba bajo el agua lo contempló; brillaba como el azabache en cada músculo, borroso de
pies a cabeza por el vapor. Ella dejó caer la
ropa, entró y se abrazaron. Experimentaron un placer apremiante hasta alcanzar el clímax, algo
que Teresa, siempre meticulosa, catalogó de animal y desconocido. Se miraron con deleite goloso, las pieles húmedas, chocolate o leche. En la cama fue otra
versión sin pausas y centímetro a centímetro. Creyó explorar la Sabana africana
entre sábanas de seda, la divertía el símil. Luego durmieron respirando como
dos criaturas inocentes.
__ ¿Qué es
eso?-antes del amanecer él señalaba un montón de paja, unos dulces, unas
copas y tres sillones colocados junto al ventanal del salón, al lado del inmenso arbol con lucecitas parpadeantes.
__Comida
para los camellos y un tentempié para los Magos, la tradición.
Enseguida
entendió lo de la tradición, en su tierra tenían muchas y sagradas.
Desperdigados en el suelo montones de regalos con lazos enormes, todo eso para
un sólo niño, pensó. Ngombo tuvo
una idea, en el asiento trasero del coche había olvidado una cosa.
__Es el
turbante que Baltasar dejó en tu casa, para Xavi.
Ngombo no
quiso, se negó, pero ella insistía: trescientos €.
__Nunca
había conocido a un Mago auténtico, para ti mi regalo de Reyes.
Al mirar de
nuevo a la piscina, Ngombo iba meditando: "¿En invierno para qué les sirve? Aquí
abrevarían las doscientas cabras de mi aldea" Sonreía contando
los billetes, y se dijo: "no te olvides de los cien que ya has cobrado. Lo
que se dice un mes de trabajo en una tarde noche, a ver si mañana me seleccionan para las podas en las viñas !Allāh
es grande!"
Nada más despertar Xavi fue a ver lo que le habían traído los Reyes. Sin lugar a dudas, el regalo más fascinante, el más inesperado, único, irrepetible, fue el turbante de Baltasar, el mismo que lucía en la Cabalgata. En el colegio envidiaron a Xavi, se lo probaron, soñaron ver al Rey Negro, aquel alto, de sonrisa luminosa.
Fotos: Robert
Mapplethorpe
Mi regalo para 2014 del mismo fotógrafo, tomadlo si os gusta.